En 2023, se registraron más de 12,3 millones de casos de dengue, duplicando cifras del año anterior. La OMS ha lanzado un Plan Estratégico Mundial para abordar esta crisis, que incluye medidas de control de vectores y vigilancia epidemiológica.
La Asamblea Mundial de la Salud aprobó en 2017 la Respuesta mundial para el control de vectores 2017-2030, que proporciona directrices estratégicas a países y socios para reforzar el control de vectores. Este enfoque integral busca prevenir enfermedades y responder a brotes mediante la mejora de capacidades técnicas, infraestructura y sistemas de vigilancia. La participación comunitaria es esencial para alcanzar las metas nacionales y globales, así como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la cobertura sanitaria universal. Esta iniciativa se enmarca en un contexto de creciente amenaza por enfermedades transmitidas por vectores.
La Secretaría de la OMS proporciona directrices estratégicas, normativas y técnicas a los países y socios para fortalecer el control de vectores, considerado un pilar esencial en la prevención de enfermedades y la respuesta a brotes, conforme a la Respuesta mundial. Los vectores son organismos vivos que transmiten patógenos infecciosos entre personas o de animales a humanos. Frecuentemente, estos son insectos hematófagos que absorben microorganismos patógenos al alimentarse de la sangre de un portador infectado, y luego los transmiten a otros individuos durante su vida activa.
Enfermedades transmitidas por vectores
Las enfermedades humanas transmitidas por vectores pueden ser causadas por bacterias, parásitos o virus. Anualmente, más de 700,000 personas mueren a causa de enfermedades como el paludismo, dengue, esquistosomiasis, tripanosomiasis africana, leishmaniasis, enfermedad de Chagas, fiebre amarilla, encefalitis japonesa y oncocercosis.
Estas enfermedades afectan desproporcionadamente a las poblaciones más pobres y se concentran principalmente en regiones tropicales y subtropicales. Desde 2014, se han registrado grandes brotes de dengue, paludismo, fiebre chikungunya, fiebre amarilla y zika, que han cobrado vidas y sobrecargado los sistemas de salud en varios países. Además, enfermedades como la fiebre chikungunya, leishmaniasis y filariasis linfática generan sufrimiento crónico, morbilidad a largo plazo, discapacidad y estigmatización.
La distribución de estas enfermedades está influenciada por factores demográficos, ambientales y sociales complejos. Los viajes internacionales, la urbanización descontrolada, el cambio climático y la proliferación silenciosa de vectores contribuyen a la propagación de estas enfermedades.
El cambio climático impacta significativamente a patógenos (parásitos, virus y bacterias), vectores y hospedadores, alterando la transmisión de muchas enfermedades. Actualmente, muchos vectores han expandido su rango geográfico y permanecen activos durante períodos más prolongados cada año. Estas tendencias continuarán a medida que el planeta siga calentándose.
Link de refrrencia:https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/vector-borne-diseases
Genesis Castro