Judith Trasladino 

La COVID-19 lleva más de un año en nuestras vidas; ha sacudido completamente nuestro día a día y ha traído significativas e inevitables consecuencias para la salud física y mental de cada uno; sin importar la profesión, status social, edad o sexo que tengamos. Desde la declaración de pandemia mundial, sentimientos como el miedo, la ansiedad, el estrés y la soledad, han sido algunos de los fieles acompañantes con los que combatimos aquellos que vivimos con la preocupación de contagiarnos nosotros o un ser querido. Sin embargo, ¿qué sucede con aquellos que ya se han enfermado y sobrevivido al virus? ¿Cómo ha impactado la salud mental de los pacientes recuperados?

Distintas investigaciones se han llevado a cabo para estudiar esta condición, meses después de su expansión por el mundo. Kelland (2020) detalló que la ansiedad, la depresión y el insomnio fueron los problemas psicológicos más comunes entre los pacientes recuperados, según un estudio realizado por un grupo de expertos de la Universidad de Oxford (Reuters). 

Estos problemas tienden a empeorar cuando se trata de personas con antecedentes de trastornos mentales e individuos de la tercera edad. La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, advirtió que, en el caso del continente americano, la depresión, la ansiedad y la adicción al alcohol ya eran las principales causas de discapacidad en la región; por lo tanto, resulta crucial el apoyo psicológico como respuesta a la pandemia. 

De igual forma, una investigación hecha en el norte de España reveló que, los pacientes “mayores de 60 años con una enfermedad crónica parecen experimentar mayor estrés y ansiedad durante la pandemia que los individuos sin patologías previas” (Alcaraz-L et al., 2020, elsevier).

Otra condición psiquiátrica frecuente en estos casos, suele ser el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). En una revisión sistemática, publicada en octubre de 2020 en la página de Elsevier, sobre las consecuencias del SAR-COV-2, reveló que el 96,2% de los afectados presentaban -a futuro- síntomas de TEPT; mientras que la depresión prevalecía en un mayor número de pacientes recuperados, en comparación con el grupo de personas estudiadas que se mantuvieron en cuarentena no infectadas. 

¿Qué podemos hacer, entonces, para contrarrestar estos impactos negativos que nos ha dejado la COVID-19? Aquí te proponemos algunas ideas que pueden ayudar:

  1. La meditación y los ejercicios constantes.
  2. Respiraciones lentas y profundas, para calmar los ánimos. 
  3. Una alimentación lo más sana posible, evitando el consumo de bebidas alcohólicas. 
  4. Reducir el tiempo en que pasamos en las redes sociales. Evitar leer cosas que nos puedan hacer daño. 
  5. Tomar períodos de descanso.
  6. Hablar con gente de confianza sobre nuestras preocupaciones, traumas o aflicciones.
  7. Recurrir a centros de ayuda psicosocial, siempre que necesitemos apoyo profesional. 

Además, es importante comprender que los enfermos por este coronavirus no han hecho nada malo, no tienen que sentirse culpables y que merecen nuestro apoyo. Informémonos acerca del tema; hay que protegernos a nosotros mismos y a los demás. 

Referencias

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