La actual situación de pandemia y confinamiento se ha convertido en una fuente de angustia y ansiedad, vivimos en constante temor ante los riesgos de un posible contagio, de sufrir efectos secundarios producto del COVID-19 y muy especialmente de perder la vida o a algún familiar cercano. Esta situación se convierte en posible detonante de lo que se denomina un ataque de pánico, crisis de angustia o crisis de miedo, es por eso que a continuación te presentaremos información específica que debes conocer para reconocer los síntomas que experimenta tu organismo o cuando estés en presencia de alguien que este padeciéndolo.

DEFINICIÓN

Según el DSM-V, Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría,  (APA, 2013), un Ataque de Pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante ese tiempo se producen al menos 4 de los siguientes síntomas:

1) Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca

2) Sudoración

3) Temblor o sacudidas

4) Sensación de dificultad para respirar o de asfixia

5) Sensación de ahogo

6) Dolor o molestias en el tórax

7) Náuseas o malestar abdominal

8) Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo

9) Escalofríos o sensación de calor

10) Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo)

11) Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo)

12) Miedo a perder el control o de “volverse loco”

13) Miedo a morir.

La aparición súbita de estos síntomas puede producirse desde un estado de calma o de ansiedad. También debemos descartar que estos síntomas no sean causados por alguna afección médica (enfermedades gastrointestinales, afecciones cardiopulmonares, hipertiroidismo) o por el consumo de alguna sustancia y/o medicamento.

TIPOS DE ATAQUES DE PÁNICO

Existen diferentes clasificaciones para los ataques de pánico, una de ellas es la Street, Craske y Barlow (1989), quienes los dividen en  esperados e inesperados, siendo el criterio determinante si el sujeto espera o no que ocurra; y en señalados y no señalados para diferenciar si se da alguna señal externa para que ocurra el ataque de pánico.

¿QUÉ HACER ANTE UN ATAQUE DE PÁNICO?

Durante una crisis o ataque de pánico es importante brindar a la persona que lo padece la atención necesaria para reducir la ansiedad, la sensación de peligro y los pensamientos catastróficos. Para ello podemos realizar las siguientes acciones:

  • Mantenga la calma, utilice un tono de voz calmado y que transmita seguridad.
  • Pregúntele si necesita tomar algún medicamento, en cuyo caso ayúdele a ubicarlo y tomarlo.
  • Procure trasladar a la persona a un lugar seguro y tranquilo donde pueda sentarse o acostarse.
  • Ayude a la persona estabilizar la respiración realizando juntos algún ejercicio de respiración: Puedes decirle frases como “vamos a concentrarnos en respirar”.
  • Inhale lenta y profundamente contando hasta 4, mantenga la respiración durante 8 segundos y exhale lentamente contando hasta 4.
  • Respire lenta y profundamente mientras levanta los brazos por encima de la cabeza, exhale lentamente mientras baja los brazos a su posición natural.
  • Animarle a que  exprese que está sintiendo y pensando; ofrecerle  explicaciones claras y sencillas que le ayuden a aceptar que no está pasando nada catastrófico como tener un infarto o estar en peligro inminente. Puede usar frases como «Estas en un lugar seguro, no corres ningún peligro”, son tus pensamientos los que te están generando las molestias que sientes». «Lo que sientes es atemorizante, pero no es peligroso».

Estas acciones ayudan a que la persona pueda reducir el nivel de ansiedad y estrés que pueda estar sintiendo y recuperar la calma pero no garantizan que no pueda volver a repetirse en otro momento.

Es importante animar a la persona a buscar ayuda profesional si después del ataque presenta al menos uno de los siguientes síntomas durante un mes o más:

  • Preocupación constante porque pueda repetirse una crisis de pánico o a sus posibles consecuencias (sufrir un ataque al corazón, perder el control, volverse loco e incluso morir).
  • Conductas desadaptativas que le ayuden a evitar de situaciones que pudieran generar otro ataque (ej. Asistir a lugares concurridos, cerrados, desconocidos o aislados, desplazarse en transporte público).

Los ataques de pánico o crisis de angustia no constituyen por si solos un trastorno mental pero si pueden llegar a convertirse en una gran limitante para el normal desenvolvimiento de nuestra vida. Es importante cuidar nuestra salud mental buscando ayuda especializada oportunamente y evitando auto-diagnosticarnos y más aun automedicarnos para mejor los síntomas de la ansiedad o angustia que generan. Acude a un profesional (psicólogo o psiquiatra) para obtener la ayuda necesaria en estos casos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. American Psychiatric Association (2013). DSM-5 Diagnostic and statistical manual of mental disorders. 4ª edición (DSM-5). Washington: APA.
  2. Fernández, I., Casanova, I., Cabañas, V., (2018). Estudio De Caso Único: Eficacia de un Tratamiento Cognitivo-Conductual en un Trastorno de Pánico en un Adolescente. Revista de Casos Clínicos en Salud Mental 1: 27-50
  3. Street, L., Craske, M. y Barlow, D. (1989). Sensations, cognitions and the perception of cues associated with expected and unexpected panic attacks. Behaviour Research and Therapy, 27, 189-198.