En el acelerado y exigente mundo actual, la salud mental se ha convertido en un aspecto fundamental del bienestar general. Sin embargo, a menudo se pasa por alto o se estigmatiza, lo que tiene consecuencias negativas tanto para las personas como para las comunidades
Un estado mental en equilibrio y positivo abarca el bienestar emocional, psicológico y social. La salud mental es la manifestación de cómo pensamos, sentimos y actuamos, e influye directamente en cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. Al igual que la salud física, es vital para una vida plena y desempeña un papel crucial en nuestra calidad de vida.
En AVESSOC estamos comprometidos la salud integral; por ello, reconocemos lo primordial que es abordar la salud mental en nuestro trabajo con el objetivo de romper paradigmas, destacar su importancia, desmentir mitos y promover la comprensión, la aceptación y el apoyo a las personas que se enfrentan a problemas de salud mental.
Uno de los mayores obstáculos para abordar los problemas de salud mental es el estigma que los rodea. Socialmente, se crea un ambiente de vergüenza, miedo y silencio que impide a las personas buscar ayuda. Es esencial que cuestionemos estos conceptos erróneos y fomentemos una cultura de aceptación, comprensión y compasión.
Otro aspecto medular para garantizar el bienestar psicológico en nuestra sociedad es el acceso a servicios de salud mental de calidad, y por desgracia, aunque se trata de un derecho fundamental, muchas personas, sobre todo en comunidades vulnerables, se enfrentan a importantes barreras para acceder a ellos. Las instituciones del área de la salud desempeñamos un papel crucial a la hora de cubrir esta brecha, abogando por políticas, apoyando programas comunitarios y garantizando un acceso asequible y equitativo a los servicios.
Para promover el bienestar mental también debemos adoptar un enfoque proactivo para el autocuidado y el apoyo a los demás. Los pequeños cambios en el estilo de vida y las rutinas pueden contribuir significativamente al bienestar mental. Por esta razón, debemos promover prácticas como la autorreflexión, la gestión del estrés, el mantenimiento de relaciones sanas y la participación en actividades que aporten alegría y satisfacción.
Asimismo, para crear un entorno solidario e integrador, es necesario generar enfoques comunitarios en torno a la salud mental. Mediante la sensibilización, la organización de talleres y la formación de los miembros de la comunidad, las ONG y demás instituciones podemos educar a las personas para reconocer y abordar los problemas. Motivar e involucrar a los líderes de la comunidad, las escuelas y los lugares de trabajo puede ayudar a desestigmatizar y crear espacios seguros para debates abiertos.
Es vital que sigamos esforzándonos por prevenir los problemas de salud mental antes de que se agraven. Centremos nuestros esfuerzos de prevención en promover la resiliencia, enseñar habilidades de afrontamiento desde la inteligencia emocional y proporcionar educación en escuelas y comunidades. Detectar los problemas de salud mental en una fase temprana y proporcionar el apoyo adecuado puede tener un impacto significativo en el bienestar y la trayectoria general de una persona.
En tiempos de crisis, como catástrofes naturales, conflictos o pandemias, redoblemos esfuerzos, pues las necesidades de salud mental se vuelven aún más críticas y es en esos momentos difíciles cuando las instituciones del sector salud desempeñamos un papel crucial en la prestación de apoyo psicológico, asesoramiento e intervenciones psicosociales a las personas y comunidades afectadas.
Abordar la salud mental de manera integral y lograr un impacto positivo en el mundo a largo plazo requiere de colaboración entre ONG, instituciones del área de la salud, Gobiernos, profesionales sanitarios y comunidades.
Trabajemos juntos para que la salud mental se convierta en una prioridad.