La Semana Mayor nos invita a reflexionar sobre el gran ejemplo que dejó Dios. Este lapso de siete días tiene un carácter litúrgico formal y otro popular, derivado de la cultura venezolana. En nuestro país es tradición cumplir con varios rituales que forman parte del imaginario colectivo y son ricos en símbolos e imágenes
La Semana Santa representa el final de la Cuaresma, un lapso de preparación que dura cuarenta días, que nos recuerda lo que vivió Jesucristo en el desierto hasta su entrada a Jerusalén. Luis Márquez, director de Pastoral de la Salud de nuestra asociación, comenta que durante la Semana Santa se viven y conmemoran los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor:
“Recordamos los últimos acontecimientos de la vida de Jesús, elementos significativos para la vida de todo cristiano, la cual gira en torno a estos misterios. El calendario litúrgico nos prepara para celebrar la Pascua —que significa paso— de la Resurrección de Jesús, lo que simboliza que el Señor pasa de la muerte a la vida y nos deja la promesa de una vida nueva”.
El período sagrado del cristianismo transcurre desde el Domingo de Ramos, día de la llegada de Jesús a Jerusalén, hasta el Domingo de Resurrección. Debido a que el calendario judío y la Pascua no se coordinan exactamente con una sola fecha en el calendario moderno, las fechas de la Semana Santa son variables, y este año, se celebrará del 2 al 8 de abril.
Los días más importantes corresponden al Triduo Pascual, es decir, el conjunto de tres días en los que tuvieron lugar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo: Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección.
El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa en Venezuela. La eucaristía del Domingo de Ramos tiene dos momentos importantes: la lectura de la palabra y la bendición de las palmas por el sacerdote. Los creyentes católicos acuden a las iglesias para recoger las palmas benditas y salir portándolas en procesión en recuerdo de la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén.
El Miércoles Santo se realiza la procesión del Nazareno en diversas ciudades del país. La devoción en Caracas nació de una epidemia de gripe a la cual no se le hallaba cura y se le atribuye la sanación de gran parte de la población al Nazareno de San Pablo. En honor a este acontecimiento, miles de personas vestidas con prendas moradas, color litúrgico que representa luto y pertinencia, veneran la imagen de Cristo cargando la cruz y van a un templo a pagar sus promesas por algún favor concecido, muchas veces relacionados con temas de salud. En casos particulares, las personas caminan descalzas, hacen el recorrido de rodillas o con una cruz a cuestas como símbolo de sacrificio.
El Jueves Santo se lleva a cabo una tradición que nació durante los primeros tiempos de la Iglesia: la visita a los siete templos para adorar la imagen de Jesús que se encuentra en cada uno de ellos.
Entre las creencias más cumplidas está también el no comer carne roja durante el Jueves Santo y Viernes Santo. Los fieles creyentes evitan consumirla en consideración al sufrimiento del cuerpo de Jesús y el día de su muerte.
El Viernes Santo se realiza una de las prácticas más extendidas entre los católicos, el Vía Crucis, una tradición que goza de plena vigencia entre la catolicidad caraqueña y venezolana. Los más devotos dramatizan la Pasión y Muerte de Jesucristo recorriendo el camino de catorce estaciones que representan las experiencias de Jesús antes de ser crucificado.
Respecto a estas actividades, nuestro director de Pastoral de la Salud explica que “al ser un país con una cultura religiosa importante, las tradiciones de la Semana Santa están muy vinculadas a las procesiones, siendo las más concurridas en todo el país: la del Domingo de Ramos, la de Jesús Nazareno que se lleva acabo el Miércoles Santo y el Santo Sepulcro con la Virgen Dolorosa que se realiza el Viernes Santo. También destaca como una tradición importante la visita a los siete templos, donde los fieles en peregrinación pueden hacer adoración al Santísimo Sacramento. No obstante, las celebraciones de culto religioso más destacadas son el lavatorio de los pies, durante la celebración de la Cena del Señor, el sermón de las siete palabras (frases pronunciadas por Jesús durante la crucifixión) el Viernes Santo y la bendición del agua en la celebración de la Vigilia Pascual”.
La tarde del Domingo de Resurrección se materializa otra de las costumbres venezolanas más comunes durante la Semana Santa: la Quema de Judas, tradición ligada además a la justicia popular. Grupos de personas representan con un muñeco de trapo un personaje que cause descontento y luego lo incineran. Este ritual hace alusión a la traición que sufrió Cristo por parte de Judas.
Sea cual sea la tradición que cumplas, la Semana Santa es el tiempo ideal para meditar sobre tus acciones y los cambios que debes realizar para acercarte más a Dios. Cada Semana Santa, en AVESSOC invitamos a nuestros centros afiliados a vivir las celebraciones de la Pascua con profunda devoción y acercar estas tradiciones hasta nuestros hermanos enfermos para que ellos también puedan vivir y recordar los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor en los espacios de nuestros hospitales, centros de salud y experiencias comunitarias.
Desde nuestras redes sociales y plataformas de comunicación, algunos subsidios, oraciones y reflexiones, acompañamos a aquellos que, desde sus hogares, deseen vivir la experiencia de la Pascua. Luis Márquez, director de Pastoral de la Salud de nuestra asociación, nos regala unas palabras motivadoras para que celebremos juntos las fiestas más sagradas y solemnes de la religión cristiana:
“Espero que en este tiempo podamos reencontrarnos con nuestras hermosas tradiciones religiosas con devoción y esperanza. Históricamente, asociamos la Semana Santa con elementos de dolor y sufrimiento, porque recordamos al Jesús de la Cruz, al Jesús de la Pasión, sin embargo, todo esto adquiere un sentido transformador si tenemos puesta la mirada en la Resurrección, porque este acontecimiento nos recuerda al Jesús de la vida, al Jesús que viene a rescatarnos y salvarnos. Este Jesús transforma el dolor en esperanza, el sufrimiento en alegría. Vivamos estos días con recogimiento, en oración por nuestros hermanos más necesitados, por aquellos que se encuentran en las camas de los hospitales, aquellos que viven en soledad o han sido dejados atrás, por tantos niños enfermos. Pidamos a Jesús por la paz y la reconciliación de nuestros pueblos y que seamos testimonio del amor del Resucitado”.